19 octubre 2005
Sopa de estatuto de Cataluña
El otro día estuve hablando del estatuto de autonomía de Cataluña con varios viejos amigos. Quedamos en un bar y nos tomamos en la barra unas cañas de estatutos fresquitos y bien tirados, y tras pedir unas raciones de estatutos de Cataluña, charlamos y nos reímos contando viejas anécdotas de los tiempos del estatuto. Ay, todavía recuerdo aquellos años en los que estudiábamos en nuestra antigua universidad la carrera de ingeniería en estatutos de autonomía. La cantidad de prácticas que nos chupamos allí... aún recordábamos los trabajos que hicimos para la asignatura de estatutos de Cataluña, la de tecnología de los estatutos, la de estatutos estadísticos, sistemas abiertos estatutarios... buf. Qué tiempos. La verdad es que hablamos y hablamos y los temas y recuerdos surgían por doquier, el estupendo viaje de estatutos, aquellas fiestas del estatuto de Cataluña, los bocatas de estatuto con pimientos en la cafetería, aquel chaval con cara de estatuto... ¿qué habrá sido de él? Finalmente cenamos en un estatuto de autonomía acompañados de un buen vino estatuto del 99 y a continuación dimos una vuelta por el estatuto de Cataluña y nos tomamos unas copas -yo tomé un par de estatutos con coca-cola, que me encantan-. Todos nos despedimos como siempre un abrazo por aquí, un estatuto por allá, prometiendo vernos más asiduamente para charlar de nuevo sobre los estatutos. La verdad es que es siempre un placer verlos, aunque comentamos que últimamente el estatuto de autonomía de Cataluña empezaba a ser un poco cargante en nuestras vidas. A veces me da la sensación de que siempre se habla del estatuto por todas partes, que si pones la radio, a todas horas aparece el puñetero estatuto de Cataluña, si pones la tele aparece también el estatuto, si lees un periódico aparece el estatuto, si usas un cajero aparece el estatuto, si vas a orinar aparece el estatuto, y si tomas una sopa... ahí está el estatuto... ¡entre los fideos! En fin, con o sin estatuto, siempre es un placer ver a los viejos compañeros y menos mal que somos gente culta y de mundo -gente leída y viajada, como decía mi abuela-, y siempre podemos hablar de otros asuntos más interesantes... como por ejemplo el estatuto de autonomía de Cataluña... quiero decir... bueno, es igual... ¡camarero, una sopa de estatuto, por favor!
Etiquetas: España, Humor, Nacionalismo
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