03 julio 2007

Duérmete niño... y no me mates que soy muy progre y muy bueno

Unos familiares míos que tienen niños pequeños me contaron hace tiempo lo listos que son los bebés y cómo saben aprovechar cualquier resquicio para conseguir cosas a través de métodos como llorar, enfados, "perras", o incluso mimos interesados. La verdad es que son adorables, no obstante es realmente sorprendente cómo una criatura tan pequeña puede instintivamente intentar, y muchas veces conseguir, sacar partido a las actuaciones de sus padres mediante ese tipo de tretas. Por ejemplo, precisamente el método más efectivo de los pequeños para no dormir en las horas que deben y para tener a sus padres pendientes y a su alrededor suele ser llorar a modo de llamada de atención, y uno de los métodos más efectivos a su vez de los padres para desactivar dichos llantos es el explicado en el libro "Duérmete niño".

Esta publicación explica una especie de manual que funciona mediante el establecimiento de pautas que van convenciendo al niño de que cuantas más veces llore por la noche para lograr la presencia de los padres en su cuna como llamada de atención, más tiempo pasará entre dichas apariciones de modo que al final se aprovecha el propio instinto del niño para hacerle ver que el usar el método del llanto no sólo no le hace conseguir sus propósitos sino que incluso es contraproducente para él, con lo que finalmente deja de actuar de ese modo. Y por lo que he podido comprobar mediante el testimonio de unos cuantos padres, el método suele funcionar como un reloj, si se cumple.

Existe ése método o también existe el método de ir corriendo una y otra vez a la cuna para entrar constantemente en el juego del bebé, con lo que los padres pasarán como locos y sin dormir noches y noches.

Tras esta introducción, y a pesar de la evidente diferencia entre algo tan agradable como los bebés y algo tan desagradable y vomitivo como la caterva de mal nacidos terroristas que atacan nuestra libertad, llegamos a una similitud en algunos puntos cuanto menos interesantes. Y es que si los bebés son capaces de aprovechar las "debilidades" de los padres en su provecho, no digamos las recuas de terroristas.

Con estos últimos se puede actuar como un padre responsable y consecuente, y dejarles claro que cuanto más ataquen más se va a ir a por ellos, más firmemente estaremos enfrente y menos objetivos lograrán, o se puede actuar como un mal padre que malcría a sus hijos, e intentar el lamentable método del apaciguamiento, la pseudocomprensividad que implica intentar hacer ver que los malos no son tan malos, que es todo fruto de un problema que hay que intentar entender, o de un "conflicto", que la culpa es de la sociedad muy mala muy mala, o de la globalización, o de que otros trabajen y tengan riqueza, o sabe Dios que otras excusas hiladas por las mentes más irresponsables y que curiosamente tienen grandes ecos en los medios progres del mundo -del mundo libre malo malísimo, claro, que es el único sitio en que existe esa libertad tan odiada por ese tipo de desgraciados liberticidas-.

Pues bien, ¿qué método utilizó nuestro Gobierno anterior hasta 2004 con los terroristas españoles de la ETA? El de "Duérmete niño" de modo implacable, y sin duda logró que las manadas etarras terminaran sin dinero, sin medios, sin responsabilidades políticas, sin listados de censos, sin terrorismo callejero, y lo mejor... sin esperanza ninguna de lograr NADA matando, al fin y al cabo.

¿Qué método ha usado nuestro Gobierno actual desde 2004 (y parece que desde antes a traición)? El del padre irresponsable que corre una y otra vez a dar lo que el niño quiere, que le compra golosinas para desayunar porque si no llora, que le regala la Playstation aunque su niño suspenda -o asesine y hunda un aeropuerto internacional-, que echa la culpa de las cosas a otros de lo que hace el niño o ellos mismos -como por ejemplo, que la ETA finalice su rearme, tras ello rompa la tregua y desvergonzadamente se culpe al PP, que era quién ya avisó de ello en los inicios de ésta-.

Y si esto es malo, no digamos ya lo que ocurre con otros terrorismos como el islámico: Que nos matan en Madrid a decenas de compatriotas -aunque veremos finalmente quién montó el tinglado-, Zampo va y se lleva nuestros hospitales y soldados de Irak dejando a los iraquíes "a los pies de los caballos" de los terroristas -como querían estos, claro-. Zampo lo hizo sin duda pensando desde su descerebrada cabeza y en su mundo de mariposas y campanitas que ello evitaría que nos volvieran a matar -muy valiente y solidario con el resto de occidente, por cierto-. Pero claro desde ese momento los terroristas de Al-quaeda y todos los mentecatos islámicos tomaron buena nota, y pensaron. "Con este carcamal que manda en nuestra Al-Andalus y que va de progre, el matar funciona. Así que... ¡a saco con ellos! Que si les damos duro se largan de Afganistán, del Líbano... y al final hasta de España si seguimos."

Y nada. Pues así nos va. Ataques y bajas a nuestros helicópteros de guerra españoles en Afganistán conveniente y vergonzosamente tapados por nuestro propio gobierno "pacifista", claro. Minas con más bajas entre nuestros soldados en Afganistán de nuevo hace unos meses. Nuevos ataques con bombas a nuestros soldados en el Líbano con seis bajas más el otro día, y ayer más muertos españoles esta vez en Yemen.

Sí señor, sigamos agachándonos y proponiendo la Alianza de Civilizaciones -aunque civilización yo sólo vea una, y no es el Islam-, que no sólo se nos va a ver el culo cada vez más, sino que nos lo van a reventar, y no será a azotes como a los niños, no. Será de otro modo... y así lo vemos últimamente en la prensa y los informativos. Lamentable. Asusta tener a un zoquete semejante al frente de un país como España, que ya podría estar en el G8... o G9.

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